
Tan solo es hidrógeno y oxígeno, pero es esencial para la vida. Seguramente sepamos que el agua es el componente básico de nuestro organismo, que podemos sobrevivir más tiempo sin alimentos que sin beber. Pero realmente, ¿por qué es tan importante? ¿Sólo sirve para el correcto funcionamiento de los riñones? Nos quedamos cortos al hacer esta afirmación.
Las funciones de este elemento son varias y muy importantes:
Forma parte de nuestras células o tejidos.
Regula la temperatura corporal.
Es el medio de transporte de muchas sustancias así como el medio de excreción (como por ejemplo la orina).
Es fundamentas para la producción de los jugos que intervienen en la digestión.
El agua contiene sustancias como sodio (interviene en los impulsos nerviosos), potasio (relacionado con la masa muscular) o cloro (se encuentra en los jugos gástricos y pancreáticos).

Las necesidades generales de agua en un adulto sano son de alrededor de 2 litros, unos 40 ml/ kg, siendo en lactantes y niños mayor.
Nuestro organismo es capaz de regular la cantidad de agua corporal, lo que se conoce como balance hídrico, es decir, nuestro cuerpo es capaz de igualar el agua ingerida con el agua eliminada. El sistema por el cual se elimina más cantidad de agua es la orina.
No solo debemos beber cuando tenemos sed, sino antes. Intentar beber de forma regular durante todo el día. Sobre todo hay que tener especial atención con los bebes, con personas que realizan deporte a un cierto nivel, ancianos o personas enfermas.
Los síntomas de que nuestro organismo necesita agua van desde tener sed, pasando a situaciones cada vez más graves, como la pérdida de concentración o el desmayo.
El agua está presente en muchos alimentos, pero las principales fuentes de agua, a parte del agua de bebida, son las frutas y verduras, leche, zumos, aunque también en las patatas, los huevos o la carne, pero los métodos de cocinado hacen que se pierda gran parte.
Aunque pensemos que consumimos el agua necesaria diariamente, no somos conscientes muchas veces de la cantidad que tomamos, y en muchas ocasiones no tomamos la suficiente.
Hay maneras de ayudarnos a tomar la cantidad diaria de agua adecuada, como tener a mano en el trabajo una botella de agua que podemos ir tomando a lo largo de la jornada. Llevarla también encima en el bolso o la mochila. Procurar tomar alimentos con mayor contenido de agua como frutas o zumos, que incluso podemos llevar con nosotros.
La cuestión es habituarnos a tomar el agua necesaria, sobre todo si vivimos en zonas de climas cálidos o si estamos realizando ejercicio o alguna actividad física vigorosa, cuando se debe tomar antes, durante y después.
Lo mismo después de leer este post os apetece un té fresquito o un refresco.
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